Capítulo 30
parte 2
Eran cercas de
las 3 am, y todos se encontraban dormidos, todos menos Makoto. Megumi estaba
dormida con Ikuto y Miketsukami, Yuri y Viktor en la otra habitación, y Makoto
se encontraba con la vista clavada en la laptop, trataba de quitarse las
imágenes de esa tarde de la cabeza, la muerte de Shampoo le había afectado, a
pesar de saber que era la única alternativa no pudo evitar sentirse mal, había
acabado con la vida de una persona, trataba de convencerse de que fue lo mejor,
casi matan a los chicos, sobre todo a Kyoya, pero la batalla con su propia
mente se volvía insoportable, trataba de pensar otra cosa.
Viktor: ¿Aun
estas despierta?
Makoto: *Sacada
repentinamente de sus pensamientos* ¡Viktor!
Viktor: Lo
siento, ¿Te asuste?
Makoto: No, yo
solo, es que estaba muy metida en mis pensamientos, si, no podía dormir
Viktor: Por lo
visto tienes muchos problemas para dormir
Makoto: Si, pero
ya me he acostumbrado
Viktor: Te
puedes enfermar si no duermes *sentándose a su lado*
Makoto: Estoy
bien, en serio
Viktor: ¿Algo te
inquieta? ¿Estas preocupada por Kyoya? El estará bien, esta con su herma… *lo
interrumpe*
Makoto: ¿Qué
pensarías de alguien que hizo algo malo pero necesario? *ve la confusión en
cara de Viktor* Es decir, si era la única alternativa, ya que si no se hacía
algo peor hubiera ocurrido.
Viktor: *piensa
un poco* Dicen que el fin no justifica los medios
Makoto: *se
agacha entristecida*
Viktor: Pero no
todo es blanco o negro ¿Sabes? Yo creo, que, si una situación es extrema, las
medidas son extremas, si no había más solución que esa, entonces no está mal
pero tampoco bien, solo es. Lo único
que debemos tomar en cuenta es hacernos responsables de nuestras acciones, si
fue en pro de algo bueno, no hay de que preocuparse. *mira a Makoto* Lo siento,
seguro te deje más confundida. *ríe nervioso*
Makoto: No, al
contrario, creo que lo entiendo.
Viktor: No sé si
lo dices por ti misma, o por alguien más, pero sé que, si se trata de ti, todo
lo que haces es por así debe de ser. Veo cómo te preocupas por otros, por
Megumi, Kyoya y hasta Ikchan. Incluso lo que haces en la escuela, es algo
bueno. Debes confiar en tus decisiones. *La mira tiernamente*
Makoto: *sonríe*
Muchas gracias, siempre logras hacerme sentir mejor *recargando su cabeza en el
hombro de Viktor* Muchas gracias por todo.
Viktor: Te lo
había dicho antes, solo me interesa que seas feliz *la toma de la mano* Pase lo
que pase quiero estar ahí para ti. Si aún no tienes sueño ¿Vemos una película?
Makoto: ¿Y tú no
tienes sueño?
Viktor: Ya dormí
bastante
Makoto: Entonces
está bien
Makoto y Viktor
pusieron una película en la televisión y se quedaron sentados en el sillón
delante de ella. Makoto estaba recargada en Viktor, y este la siguió tomando de
la mano, poco después se dio cuenta de que la chica se había quedado dormida,
así que decidió llevarla a su cama con Megumi.
Viktor:
*cargándola en brazos* Es tan linda
Makoto: ¿Viktor?
*entre abriendo los ojos*
Viktor: Lo
siento, te desperté, te llevaba a tu cama
Makoto: No,
quédate conmigo *aferrándose a su pecho*
Viktor:
*sorprendido* ¿No crees que el sillón es muy pequeño?
Makoto: No
importa *medio dormida* Quédate conmigo
Viktor: *sonrió
resignado* Esta bien A veces parece una
niña, aunque no quiera admitirlo
Viktor acomodo a
Makoto en el sillón para que durmiera y él se sentó en el suelo, que por suerte
tenía alfombra, solo trajo una almohada y una de las cobijas que les habían
dejado en el cuarto extra, con la cual tapo a la chica y alcanzo para cubrirlo
un poco a él.
Makoto: ¿Viktor?
*medio dormida con los ojos cerrados*
Viktor: Aquí
estoy
Makoto: Lo
siento
Viktor: ¿Por
qué?
Makoto: Por
ponerlos en peligro *se queda dormida*
Viktor: ¿Eh? ¿De
que hablas? *se da cuenta de que se durmió* Se
durmió… ¿de que estaría hablando? Seguro estaba soñando
En la mañana se
levantaron temprano y se alistaron para ir al hospital los 4 juntos.
Viktor: ¿Segura
que dormiste lo suficiente?
Makoto: Estoy
bien, en serio no te preocupes
Yuri: Démonos
prisa, o se nos pasara la hora de visita
Megumi: Estamos
a tiempo, no te preocupes tanto.
Llegaron al
hospital, y le preguntaron a una enfermera cual era la habitación de Kyoya,
pero si no eran familiares no les podía dar esa información.
Dra. Ootori: No
se preocupe enfermera, yo autorizo que pasen. *dirigiéndose a los chicos*
Vamos, es por aquí *los acompaña*
Makoto: Muchas
gracias
Dra. Ootori:
*asomándose al cuarto de Kyoya* Kyoya, tienes visitas, *regresando con los
chicos*Solo no lo hagan reír, o le dolerá*
Kyoya: No pensé
que vinieran todos
Yuri: Nos tenías
preocupado cuatro ojos
Kyoya: ¿Y por
eso tanta confianza ya niño? *sonriendo levemente*
Makoto: ¿Cómo te
sientes? *sentándose a su lado*
Kyoya: Pudiera
ser peor
Viktor: Nos da
gusto, por un momento creí que no llegaríamos a tiempo
Megumi: Lo bueno
es que tu hermana te atendió, por eso una vez que nos dijo que estarías bien
nos fuimos más tranquilos ayer.
Kyoya: Gracias,
a todos *tratando de mostrase indiferente* ¿Puedo hablar con Viktor a solas?
Todos: ¿Eh?
Kyoya: Necesito
decirle algo *salen todos menos Viktor*
Viktor: ¿Qué
sucede?
Kyoya: Gracias
por traerme ayer, no tenías por que hacerlo
Viktor: Claro
que si, *sentándose* Estabas muy grave, podías haber muerto
Kyoya: Aun así
Viktor:
*suspira* Si te hace sentir mejor contigo mismo, Makoto estaba asustada,
tampoco podía dejar que te pasara nada por ella, se hubiera entristecido
demasiado y eso no puedo permitirlo. Además, quisiera pensar que harías lo
mismo.
Kyoya: *ríe
levemente* Es verdad, por cierto, mi hermana pensó que éramos amigos
Viktor: Bueno,
¿Y porque no serlo?
Kyoya: *lo mira
sorprendido* ¿De que hablas?
Viktor: Digo, no
nos llevamos tan mal después de todo
Kyoya: Creo que
tienes razón
Viktor: *sonríe*
Makoto y tú se parecen
Kyoya: ¿De que
halas idiota?
Viktor: Los dos
piensan demasiado
Kyoya: Tu y ella
también, son igual de torpes
Viktor: oye…
Kyoya: Además, tú
puedes lograr algo que yo no
Viktor: ¿Eh?
¿Qué?
Kyoya: Le das
tranquilidad
Viktor: *se
sonroja*
Kyoya: Pero ni
creas que por eso dejare que estés con ella tan fácilmente, que seamos amigos o
no, no cambia nada, hare lo que sea para que este conmigo
Viktor: *sonríe*
Pues que el mejor gane *se dan la mano*
Kyoya: Eres un
idiota *riendo*
Viktor: No te
quedas atrás *riendo también*
--- ---
Makoto:
*ansiosa* ¿De que estarán hablando?
Yuri: Ya se
tardaron
Megumi: No se
preocupen tanto *ven salir a Viktor*
Makoto: ¿Qué
paso? ¿De que hablaron?
Viktor: Es un
secreto *guiñándole un ojo* ya pueden pasar
Los chicos se
quedaron una media hora, para poder dejarlo descansar, ya que aún estaban muy
débil. Después volvieron a la casa de Makoto. Viktor y Yuri después de eso se
fueron ya que tenían algunos pendientes, pero quedaron en estar en
comunicación.
Makoto: Que fin
de semana más pesado *desplomándose en el sillón*
Megumi: Si
Ikuto: ¿Cómo
sigue Kyoya?
Makoto: Esta
mejor, lo atendieron a tiempo y se ve de buen animo
Megumi: ¿Y
ustedes cómo están?
Miketsukami:
Estamos bien
Megumi:
¿Encontraron algo anoche?
Miketsukami: Me
temo que no, no dejaron ni rastro de que estuvieron ahí
Ikuto: Vimos
hace rato en televisión que grabaron lo que paso
Makoto: ¡Es
verdad, lo había olvidado!
Megumi: Si, lo
vimos cuando estábamos en el hospital ayer
Miketsukami:
¿Qué haremos?
Makoto: Con eso
nada, nadie sabe quiénes somos
Miketsukami: Me
refería al ataque
Makoto: Ha, eso,
no lo se
Megumi: Sera
mejor no pensar en eso por el momento
Makoto: Creo que
deberíamos seguir leyendo Megumi.
Ikuto: ¿Eh?
Makoto: Algo me
dice que debemos seguir leyendo, solo es una corazonada
Megumi: Esta
bien, hagámoslo
Miketsukami:
*les lleva el libro* ¿Están seguras? ¿no deberían mejor descansar?
Megumi: Estaremos
bien
Makoto: Oye, ¿No
faltan hojas? *dando vuelta a las hojas*
Megumi: ¿Por qué
lo dices?
Makoto: Pasaron
muchos años ¿no crees?
Megumi: Así
parece, pero en el índice está marcado igual.
Nombre: Sugey
Edad: 18 años
Periodo: 208-254
D.C.
“Están en
México, en la antes llamada la ciudad de Teotihuacan, Mi nombre es Sugey y
tenía 18 años cuando me convertí en guardiana. Era una época de prosperidad en
la ciudad, la población junto con la ciudad iba creciendo. Aun así, podíamos
ver que no todo era hermoso.
En nuestra era,
adorábamos aun a varios dioses, en específico, Tláloc, Quetzalcóatl y
Huehueteotl. Entre ellos, podíamos considerar que teníamos cubiertos a todos
los elementos naturales, la importancia de rendirles tributo era que nuestro
pueblo se regía mayormente por la agricultura. Por eso, cada cierto tiempo se
hacían sacrificios humanos para rendirles tributo y alejar las tempestades. Yo
pertenecía a un grupo de jóvenes, hombres y mujeres que eran elegidos para los
próximos sacrificios, aunque teníamos miedo, sabíamos perfectamente que era
nuestro deber.
Una mañana, se
presentaba un gran tumulto, no sabía que pasaba, hasta que vi al cielo, se
avecinaba una tormenta, era obvio lo que se requeriría un sacrificio para
evitar la tempestad. De pronto me vi rodeada de hombres de los templos, y fui
llevada por el camino de los muertos de la ciudadela, hacia la pirámide del
sol, vi en ese mismo momento que llevaban a otra joven, de mi edad, a la
pirámide de la luna, ya la había visto antes, era una joven muy seria, no
hablaba con nadie, supuse que ella no estaba de acuerdo con su destino. La veía
patalear, por querer zafarse, gritaba que eso no arreglaría nada, pero nadie le
hizo caso, las cosas siempre se habían hecho así, no quedaba más que
resignarnos.
Cuatro sacerdotes nos sujetaban mientras que uno de ellos tendría
que arrancarnos el corazón. Cerré los ojos esperando sentir el cuchillo, pero
no fue así, se escuchó un aullido seguido de un gruñido felino, ante los ojos
sorprendidos de los sacerdotes, un Xoloitzcuintle, de gran tamaño se presentó
delante de ellos, mientras que delante de la otra chica se presentó un Ocelote,
un gato igual de grande, de pelaje amarillo con manchas y rayas negras.
Alejaron a los sacerdotes que salieron asustados y se sentaron delante de
nosotras con la cabeza inclinada.
Los sacerdotes
pensaron que eran enviados de los dioses, aunque no sabían porque, ese día nos
salvamos de ser sacrificadas. Confundidas nos llevaron al templo de
Quetzalcoatl, el dios principal de nuestra ciudad, ahí nos quedamos solas,
junto con aquellas majestuosas bestias. Ahí supe el nombre de mi compañera,
Yoali ehecalt. De pronto aquellas criaturas comenzaron a hablar.
Xoloitzcuintle:
Mi nombre es Tlaneci, *se convierte en hombre* Y yo seré tu protector,
guardiana del día *se inclina delante de Sugey*
Ocelote: Mi
nombre es Edahi, *se convierte en hombre* Y yo seré tu protectora guardiana de
la noche *se inclina delante de Yoali ehecalt*
Lo que mis ojos
y oídos percibían estaba fuera de mi entendimiento. Nos explicaron que una era
oscura podía llegar a nuestro pueblo si no hacíamos algo al respecto, la
oscuridad sería capaz de apoderarse de nuestra gente. Los sacrificios debían cesar,
al menos por un tiempo. Vi a Yoali ehecalt renuente ante tal situación, se
negaba, estaba hasta enojada, no quería ser parte de esto, pero aquel hombre de
orejas felinas y cola se supo dar a entender, y convencerla, se nos entregaron
una joya a cada una y un libro con la historia de antiguas guerreras con el
mismo destino que nosotras, un extraño símbolo se presentó en nuestra espalda.
Los sacerdotes y la gente del pueblo nos veneraban como una deidad, y nosotras
nos encargábamos de mantener paz en la ciudad además de toda tempestad
evitarla, controlábamos los elementos naturales.
Mientras estuvimos ahí todo
fue felicidad en el pueblo y todos los sacrificios se acabaron. Lo único que me
entristecía era la distancia que puso Yoali ehecalt entre nosotras.
Después de un
tiempo, notamos algunos de los sacerdotes un tanto sospechosos, dudaban de que fuéramos
deidades, y de algún modo tenían razón, pero no era algo que fuéramos a
explicar, una noche, dentro de nuestros aposentos, sometieron a Tlaneci y
Edahi, y nos quisieron quitar nuestras gemas, reclamaban que era imperdonable
que dos mujeres de sacrificio fueran unas deidades, que todo eran mentiras, que
debíamos ser alguna especie de brujas enviadas por “la gran diosa”. (NA//La
gran diosa de Teotihuacan era considerada la reina de las tinieblas, del
inframundo y la guerra), y que todo lo que hacíamos haría enojar un día a los
dioses.
Podía ver que dentro de esos hombres había oscuridad, querían continuar
con aquellos actos barbáricos entre ellos el canibalismo. No me di cuenta en
que momento, aquellos hombres desaparecieron, solo pude ver rodeada de
oscuridad a Yoali ehecalt, la veía luchar. Después de ese día todo continuo
normal, pero Yoali jamás volvió a hablar, era como un trozo de hielo todo el
tiempo”.
Nombre: Yoali
ehecalt
Edad: 18 años
Periodo: 208-254
D.C.
Yoali ehecalt,
es mi nombre, cuando tenía 18 años me convertí en guardiana de la noche, el
haberlo hecho salvo mi vida. (NA//la voz de Yoali es un poco grave y seria). Yo
vivía en una comunidad cercana a Teotihuacan, era un sitio tranquilo, hasta que
los guerreros llegaron de Teotihuacan a luchar contra nosotros, era sabido que
unos motivos que tenían para la guerra era la adquisición de esclavos para sus
sacrificios.
Los esclavos que obtenían de las ciudades que atacaban eran
sacrificios aún más valiosos. Esa gente me separo de mi familia, de mis amigos,
los odiaba con todo mi ser, no entendía como la gente que era nacida en esa
ciudad estuviera tan tranquila conformándose con ser un sacrificio. El día que
me iban a sacrificar junto con una chica nativa un gran ocelote apareció ante mí,
con los más profundos ojos amarillos.
La gente salió huyendo y acto seguido ya
nos consideraban deidades, ese gran ocelote acompañado del Xoloitzcuintle se convirtió
en humano, aunque conservaba sus orejas y su cola, dijo llamarse Edahi, dijo
que debíamos proteger a esa gente, ¿Por qué? ¿Por qué nosotras?, yo no tenía
ninguna intención de salvarlos, ¿Qué habían hecho ellos por mí? Sin embargo,
Edahi me convenció, dijo que podía terminar con todas esas acciones atroces si
aceptaba ser una guardiana, al no ver más opción acepte, pero no de buena gana,
Sugey siempre trataba de acercarse a mí, pero yo no tenía ni la más mínima intención
de ser su amiga.
Edahi vio la
oscuridad que había en mi ser, sabía que no era bueno que surgiera, así que me
ayudo a eliminar todos aquellos sentimientos, ser la guardiana de la noche
implica autosacrificio, aun mayor que el de la guardiana del día, pero eso no
lo sabía ella, y no tenía intención de que lo supiera, no era realmente nadie
para mí, así que no le debía nada.
Una noche, los sumos sacerdotes del templo
de Quetzalcóatl nos atacaron en nuestros aposentos, toda esa oscuridad, ese
odio, envidia, codicia lo podía ver en sus ojos, no podía hacer más que
retenerla en mi ser, fue de lo más doloroso, pero logre contenerlo, pero
siempre el precio de salvar a la gente es más alto de lo que parece.
No volví a
hablar con nadie, solo asi lo contuve, y dejé a todos vivir sus miserables
vidas. Pude acabar con ellas, pero acepté mi destino, aunque no lo eligiera.
Tal ves Sugey hubiera sabido de mi dolor si se hubiera tomado la molestia de
leer la vida de todas las guardianas de la noche, pero como todas su
antecesoras, solo se limitó a leer la parte que “le correspondía”, NighGirl no
debe confiar en nadie, ni tener cerca a nadie, solo le ocasionaran más daño”.
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