Makoto: *entrando* Chicos, ¿Donde están?
Ikuto: Estamos aquí *asomándose por el cuarto*
Megumi: ¿Que hacen ahí?
Ikuto: Nada, solo hablábamos
Makoto: Vengan a comer
Los cuatro se sentaron a comer en silencio. Después de comer acordaron leer la parte de la segunda guardiana de la noche. Querían saber que había pasado.
1437-1390 Grecia
Celia
Mi nombre, Celia, tenia 15 años
cuando la vida mía y de mi hermana cambio. Halia y yo eramos gemelas. El día que la oscuridad me cubrió para convertirme en guardiana escuche la voz de
Erobo, considerado el dios de la oscuridad.
“Celia, protectora de la noche,
de la oscuridad, que seras protegida por la luna, yo Erobo dios de la oscuridad,
te escojo para servir al legado de las guardianas del mundo. Tu deber, conocer
la oscuridad del hombre y controlarla, se avecinan el caos y la destrucción, la
guerra y la envidia. Tu compañero Bemus te ayudara y guiara como en una vida
anterior. Actuar con inteligencia.”
Pude sentir como algo en mi
cambio y no solo fue mi vestimenta, pude sentir toda aquellos sentimientos
negativos, y entenderlos a la perfeccion, dolía sentir todo aquello. Delante de
mi Bemus estaba convertido en hombre, pude ver el completo contraste con
Deacon. Deacon era un guerrero, Bemus no. Bemus resulto ser un hombre muy
inteligente, podría decir que al nivel de los mejores filósofos de nuestra era,
era necesario por lo que estaba por venir. Cuando los palacios se incendiarion
no pude luchar, podía sentir todo lo que aquellos soltados sentían, como las
guerras los habían destrozado, les enseñaban a ser fuertes, y que ir a la lucha
era sinónimo de fuerza y poder, pero dentro de sus corazones no era igual. En
busca de acallar todas esas voces en sus conciencias fue que terminaron locos,
ya no sentían culpa, pero eso los llevo al completo caos. Bemus me salvo ante
el ataque que no pude prever, si bien no era un guerrero si poseía mucho poder.
Fue una larga lucha, yo me
dedicaba a calmar esa oscuridad en los guerreros y mi hermana lo erradicaba,
borrar sus terribles memorias era lo mas sencillo, pero también lograrlo costo
mucho trabajo. Despues me di cuenta que
mi hermana y Bemus estaban volviéndose mas cercanos, no podía negar que yo
también sentía algo por Daecon, que a pesar de ser el protector de mi hermana, no podia evitar sentirme atraida hacia a el, a pesar de todo el dolor que cargaba, siempre me hacia sentir bien, me contagiaba su buen humor, a
todo le veía el lado bueno, pero sabia que no todo es asi y me ayudaba a sobe llevarlo. Podia sentir como
algo malo podía salir de todo esto. Sin embargo decidi darle el voto de
confianza a mi gemela, y aceptar todo eso que sentíamos, Daecon también sabia
que no era correcto pero no lo pudimos evitar.
Una noche la voz de Erebo me
cubrió dentro de un sueño “el amor entre guardianas y protectores esta
prohibido, es un temible pecado, ustedes como guardianas no pueden mezclarse
con criaturas serviles. De no hacer caso a esta advertencia grandes
consecuencias tendrán que afrontar.
Senti un terrible temor, por que
no se nos dijo esto antes, es que como esperaban que lo supiéramos, no sabia
que hacer, como decirle esto a mi hermana, no tuve elección y tuve que
decirles. Mi hermana rompió a llorar, no sabia que hacer, no sabia que podía
pasar si seguíamos con esto, pero ninguna de las dos quiso renunciar a lo que
mas felicidad nos daba.
Al terminar la batalla, que fue
demasiado tarde, todo estaba en ruinas. Nos dimos cuenta de algo que no
esperábamos. Mi hermana y yo esperábamos un bebe cada una. Al principio nos
lleno de felicidad. Pero no duro mucho. Una ultima vez la voz de Erebos se nos
presento a los 4.
“Han cometido una gran falta, de
la cual estaban advertidas. Esas criaturas que llevan en su interior son una aberración
y no serán capaces de llevar una vida, serán vistos como parias. Y aquellos
protectores, creados por nosotros los dioses no podrán permanecer nunca mas en
este mundo.”
Halia se aferraba en un abrazo a
Daecon, mientras lloraba desconsoladamente, mientras el trataba de reprimir el
llanto lleno de rabia. Daecon y yo solo nos miramos con tristeza mientras nos
tomabamos de las manos. En ese momento vi como comenzaba a desvanecerse delante
de mi, no pude evitar llorar tratando de no soltarlo. Gire la mirada hacia mi
hermana que no dejaba de abrazar a Bemus mientras desaparecia, pero pude ver
como se sobre salto y Bemus comenzó a sonreir y al devolver la vista a mi
amado Daecon lo ultimo que vi también fue una sonrisa y de su boca salio un
susurro apenas audible, “En otra vida nos volveremos a ver”.
Quedamos solas en la oscuridad.
Una tenue luz se nos presentó. Halia miro hacia arriba, era Helios quien nos
hablaba.
“El castigo es inevitable, pero
se que su amor es verdadero, en otra vida podrán volverse a encontrar y estos serán
dignos de ustedes guardianas, han salvado una vez mas al mundo, su legado
continuara cada que el mundo las necesite, cuando el desequilibrio llegue al
mundo, pero no volverán a saber de nosotros, tendrán un camino difícil, nuevos
protectores tendrán que no serán ligados a los anteriores, y sus hijos podrán llevar
vidas normales. Espero ayuden a sus sucesoras."
Halia y yo decidimos que no queríamos
que nada de esto volviera a pasar, con ayuda de nuestras gemas creamos un
libro, donde nuestras memorias y aprendizajes, así como las de nuestras
predecesoras.
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